-
Carnavalero!
No
había dudas, era él, se dio vuelta, esperando a ver con que viejo sucuchado en
el bar se iba a encontrar, lo que no imagino fue verlo a él, su otro
carnavalero.
Un
abrazo cálido lleno las calles de un clásico invierno montevideano, alguna hoja
de algún retrasado árbol que aún se creía otoñal decoraba la calle, cuando
aquellos dos personajes entraron al bar, nadie se extrañó, digo, dos almas de
carnaval, tomando algo en un bar, más que rutinario.
-¿Qué era, verano del 99 o 2001?
- ¡Febrero
del 2000!
Más
que dos adultos, cuarentones, parecían ser niños, sus ojos brillaban, ese
brillo podía haber iluminado cualquier oscuridad.
Allí estaban los dos, entre las barbas de varios días se colaban las mejores sonrisas, si, las mejores sonrisas que vi.
-¿te acordás de ese cuplé?
Allí estaban los dos, entre las barbas de varios días se colaban las mejores sonrisas, si, las mejores sonrisas que vi.
-¿te acordás de ese cuplé?
-Allá viene de nuevo, la misma brisa.
Ambos
estallaron en risas, parecían estar metidos en un universo suyo, único e
irrepetible.
Uno
de los dos, no recuerdo, el de la izquierda según supongo, levantó la mano,
llamó al mozo.
- “Era
verano, un calor pero de morirse, 68 grados a la sombra...”
-Y,
a la sombra de un árbol, bien fresquito, que todos saben que la sombra natural
es, justamente, naturalmente más fresca”- Interrumpió el otro.
El primero le guiñó un ojo y siguó
El primero le guiñó un ojo y siguó
-Veníamos
de noches enteras terminando de preparar la murga, no es fácil ¿sabés? La gente
estaba crítica, se venía un carnaval que prometía. Nosotros intentábamos
deslumbrar pero claro, siempre hay algún estafadito que por un poco de guita
arruina una fiesta.
-Y
como sonreía esa morocha!- Volvió a interrumpir.
Otra
guiñada, aquello parecía un ritual.
-
Mirá la hora que se hizo, me retiro- Se atrevió a decir el primero.
El
mozo, quien esperaba, al igual que yo, una historia, acotó: -¿Cómo? ¿y la historia?
- ¿Qué
historia? ¿estuviste tomando?- le tiró otra guiñada al compañero y se fue, sin
más.
Qué bueno encontrar que el revivió Mi niebla celeste! Seguiremos disfrutando de su lectura y maravillandonos de la escritora.
ResponderBorrarMe da mucha alegría el saber que "Mi niebla celeste" vuelve a publicar. Espero nuevas entradas! Saludos
ResponderBorrarUn clima muy logrado. Y una forma de ser, entre sabia y pícara, muy uruguaya. Precioso...
ResponderBorrarMucha cosa para aprender y disfrutar. Un clima logrado, se siente que se vive el momento, se espera un final que no llega, un remate, una explicación. Y nos quedamos pensando cuál sería la anécdota, que hay otro secreto que nunca conoceremos. Termina con puntos suspensivos que no están escritos. Una "Crónica de una historia anunciada", sin historia.
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